14.1.10

MIEDO

El miedo te paraliza, te congela la sangre, te acelera los latidos.
El miedo te eriza la piel, te contrae los musculos.
El miedo te anestesia los sentidos, te bloquea el pensamiento.
El miedo te estupidiza, te desconcierta, te acorrala.
Es el aliento del lobo sobre la nuca.
Es el nudo en la voz. El grito que nunca sale.
Es correr sin avanzar.

Miedo.

Tengo miedo de perderte. De perderte para siempre.
Tengo miedo que tarde o temprano este idilio se pierda en el horizonte y no vuelva a aparecer.
Tengo miedo que al distanciarnos, todo se diluya, se extinga, se esfume.
Tengo miedo de avanzar y que quedes atrás. Tengo miedo que avances y quedar mirando tu partida.
Tengo miedo de cruzarme con alguien y que me haga olvidarte.
Tengo miedo de enamorarme de otros ojos, de otra piel. De desear otros besos.
Tengo miedo que terminemos juntos, no funcione y terminemos mal.

Tengo miedo que también tengas los mismos miedos que yo.

30.12.09

INVISIBLES POR SIEMPRE

Van llegando. De todas partes. Se juntan, se mezclan, se reconocen. Charlan, brindan, fuman. Banderas y estandartes se elevan y acarician el aire. Las calles parecen suyas, son suyas. Las recorren, las habitan, se las adueñan. Estruendos y cánticos acompañan sus pasos. Acompañan la espera. Son muchos, muchísimos y parecen multiplicarse con cada pestaneo. En la noche ya se palpita el espiritu de fiesta, de celebración, de comunión. De a poco, pausados pero ardientes, se van metiendo. Los cantos son cada vez mas intensos y resonantes. El aire fresco del afuera, se torna espeso y dulzón, ahora adentro. Los cuerpos se mezclan, se funden, se suscriben al reducido espacio físico del adentro, pero las almas se expanden, se desparraman, se agigantan con la mayor de las libertades. Siguen entrando, siguen saturando el ambiente. Hay fiesta. Se respira fiesta. Se vive fiesta. Nada mas importa. De pronto la oscuridad invade el todo que quedó adentro. Gritos, estruendos, cánticos efervescentes se suceden sin parar. Empieza esa magia inexplicable. Música desde arriba. Aguante desde abajo. Se encienden inconscientes, como lenguas de fuego, bengalas que iluminan los corazones. Se festejan. Una tras otra. Se salta, se canta, se grita, se poguea, se cuelga, se vive. Una comunión hermética entre los presentes se lleva a cabo de manera sorprendente. Se da y se recibe recíprocamente. Todo lo que se tiene, está puesto sobre la mesa. Y asi, durante horas, hasta llegar al fin.
Algo que si no se siente, no se comprende. Algo que si no se siente, parece carente de sentido. Algo que para muchos no es nada, para otros es todo.

Algo asi esperaban encontrar 194 almas hace cinco años. Como tantas otras noches. Como tantas otras veces. Pero no encontraron mas que el final de su camino. Un final absurdo en extremo. 194 almas que no están, 194 familias que tampoco están, 194 en los que cabemos todos.

- No olvidar, siempre resistir -

28.12.09

RACIA DE SENSACIONES

Estaba a punto de dejar de escribir otra vez. De dejar que todo se vaya a la mismísima mierda. Generalmente, el entusiasmo por las cosas me dura poco, muy poco. Pero mientras viajaba en el tren, pensaba que esta vez la cosa no pasaba por el mucho o poco entusiasmo que le pongo a las cosas. Esta vez, lo que me está sucediendo, es que estoy buceando en una apatía generalizada de la cual me cuesta salir. O de la que salgo, pero en cuentagotas. Y dejar de escribir, hubiese sido regalarle otra batalla mas al desgano generalizado. Así que acá sigo, aunque parezca una estupidez galopante, dándole en algún modo (muy mínimo por cierto) un poco de pelea a lo que me toca.
Después de darle cientos de interminables vueltas al asunto, de bicicletear a la razón y a la sinrazón, caí en la cuenta que el poco entusiasmo, el desgano, la desidia, y todos los etcéteras posibles que me aquejan, corren por cuenta absolutamente propia. Sería ideal empezar a escupir culpas para todos lados, buscando destinatarios obvios. Sería una anestesia por demás efímera acusar al resto por encontrarme zapateando en el barro. Quizás al hacerlo, me sienta un poco “menos mal”, pero el efecto sería demasiado breve y al poco tiempo, estaría de nuevo masticando la misma mierda de siempre.
Así, esta manija que tuvo lugar en el transcurso de breves siete estaciones de tren, me dejó bastante en claro que es momento de empezar a tamizar sensaciones, quedarme con las que me sirven para algo (mas allá de que no sean las esperadas ni deseadas) y deshacerme de las que no aporten a mi vida en lo absoluto. En la teoría, todo muy bonito. Vamos a ver si en la practica puedo empezar a sacudirme un poco y salir de esta apatía del orto que no aguanto mas. Vamos a ver que tan bien me sale el esfuerzo por ser un padre por sobre la media de los padres, vamos a ver que tan bien me sale desgarrarme las pelotas y terminar de una buena vez la facultad, vamos a ver que tan bien me sale encontrarle la vuelta para dejar de considerar al trabajo como ochohorasdesufrimientobienpago, vamos a ver que tan bien me sale dejar de penar por alguien que no corresponde y vamos a ver que resulta de todo esto. Vamos a ver si salgo un poco del letargo pelotudo y empiezo a vivir de nuevo y no solo pasar los días esperando a que todo se solucione porque si.
Tengo pocas cosas pero realmente valiosas como para dejarme de hinchar las pelotas.

17.12.09

ESTO NO SE VE, ESTO SE SIENTE

Parecía haberte depositado debajo de la alfombra. Creía haberte escondido en el lugar más recóndito de mí ser. Estaba convenciéndome, que haciendo de cuenta que no estabas, todo resultaba súper. Ignoraba tus ausencias, tus silencios, la falta de vos que suelo padecer. Ya no estabas. O casi.
Como si nos estuviésemos deseando y atrayendo en silencio, por efecto de la sinergia de ese queseyo que sabemos que existe entre nosotros mas allá de todo, hoy pensaba en vos. Pensaba en tu mirada, en tu sonrisa, en tus susurros, en tus “mi amor” escupidos desde el alma, en tu desnudez. Y vos, sin más, apareciste. Apareciste con un tibio “hola” para explorar mi estado de animo, para adivinar la cuantía de la contentura que podía causarme ese indicio de que me estabas extrañando. Apareciste y derrumbaste el castillo de naipes que había construido tímidamente durante los días que había logrado no pensarte. Apareciste y la luna cayó sobre mi espalda.
En apenas segundos se desató una batalla inimaginable en mi interior, entre los que decían que debía seguir ignorándote, escondiéndote y dejándote en la reino de los recuerdos que se gravan a fuego y los que contra lo tedioso, agotador, hiriente y hasta cruel que resulta todo, sostenían que tenía que dejarte entrar otra vez. Así, en cuestión de parpadeos, ganaron los últimos.

Acá estoy. Masticando, tragando, vomitando, bastardeando todo lo que se pueda sentir por alguien. Me acomodo esa luna que cayó sobre mi espalda, ahora en los hombros, la cargo, muerdo y vuelvo a dejarte entrar. Como entenderlo? No se entiende. Como explicarlo? No se explica. Quizás soy lo suficientemente mediocre como para empacharme de momentos increibles y no mas. O quizás te preste mi corazón ya maltrecho hasta que alguien venga, lo reclame, te lo quite y me lo emparche. O quizás me guste ser el perro guardián que vela por un nido ajeno. O realmente, sienta como pocas personas puedan sentir “amor” en su vida y me importe poco menos que nada todo, salvo lo que sucede cuando dejamos que nuestras vidas se amalgamen un poco demasiado.

No tengo una sola sílaba para empezar a argumentar todo esto. Pero si se que me generás demasiado.

9.12.09

QUIERO UNA NOVIA

Cuando empecé esta historieta del blog, empecé diciendo que no sabía que quería.
Después de una seguidilla de dos años de noviazgo con alguien, un par de meses de soltería y otros cuatro de pseudo matrimonio con otro alguien, debiera estar desesperado por reventar mi humanidad con cócteles de rocanrol (no me gusta en absoluto “rock and roll”), alcohol, marihuana, noches interminables, amaneceres complicados, señoritas sin nombre y carentes de pretensiones y toda clase de condimentos que no compatibilizan con la vida en pareja.
Contra todos los pronósticos, nada de eso me quita el sueño. Quizás la nostalgia de alguna noche interminable que realmente valga la pena, no mucho mas. No estoy muy seguro, pero creo que tengo ganas de tener una novia…(aunque no me importa el titulo sino el concepto).
Quiero conocer a alguien y empezar con el circo pelotudo de las citas, de los llamados por teléfono, de los mensajes de texto. Quiero llegar del trabajo, bañarme, vestirme bien, perfumarme y salir en busca de esa cita. Quiero volver a pensar en los lugares donde podríamos ir, las películas que podríamos ver, la comida que podríamos comer. Quiero volver a lavar el auto porque alguien “como la gente” va a subirse. Quiero dormir enredado con ese alguien, sentir su respiración tibia en mi cuello y sus tetas en mi espalda, despertar, desayunar, beso, abrazo y a empezar el día sabiendo que alguien me espera. Quiero mirar la tele tirados en el sillón mientras nos garabateamos la espalda con los dedos. Salir a caminar, sentarme en el pasto, reirme hasta las lágrimas, pasar el tiempo. Quiero volver a sentirme extremadamente a gusto ante la sorpresa de que me vayan a buscar a la facultad o al trabajo. Que me pidan de ir a una exposición de pinturas, o a ver una exhibición de gimnasia o a cualquier lado donde yo no iría salvo por el gusto de estar con esa persona. Quiero hacer cosas de novios. No quiero coger y nada mas. No pretendo que adore a mis hijos, ni que juegue a la madre sustituta, no me interesa que haga las veces de ama de casa ni que me ayude a ser padre. Para eso, no la necesito. Puedo con mi casa, mis hijos y demas menesteres. Solo quiero alguien que me guste y que yo le guste, que me quiera del mismo modo que yo a ella, que me extrañe y que tenga ganas de verme. Si quizás, debiera ser lo suficientemente comprensible como para entender que ser padre, a veces, demanda algo de tiempo. Aunque sería algo como “el sábado salgo con los pibes” o “el martes me junto a jugar a la Play”, exceptuando que no hay pibes, que no salgo y que no hay Play.
Creo que tengo ganas, si. Pero no puedo hacer mas que esperar a que aparezca. Buscarla, sería subirme a una ola que me depositaria en la orilla del fracaso. Estas cosas definitivamente no se buscan. Pero estaría buenísimo que no se demore demasiado en caer.

30.11.09

DEJA VU

Morirse ahogado. Podría decir que estuve lo suficientemente cerca como para afirmar que es la situación mas desesperante, por lejos, que experimenté en mi vida.
De pronto la gente, la orilla, el sol, los edificios, todo, desapareció. El ruido se esfumó. La claridad del día se transformó de repente en una oscuridad abrumadora. Inmediatamente la desesperación y el agua turbia invadieron mi ser. Sin saberlo siquiera, había caído en uno de esos pozos que el mar se encapricha en moldear y poner en el camino de algún desprevenido. Los intentos por gritar y pedir ayuda se habían tornado inútiles. Solo el instinto de supervivencia lograba que cada tanto, muy cada tanto, pudiera asomar la cabeza y tomar apenas un poco de aire para volver a desperdiciarlo en los intentos por reclamar que alguien me socorriera.
Completamente exhausto, casi a punto de rendirme, una mano anónima me sacó a la superficie y me arrimó hasta la orilla. Entre pelotudo y avergonzado, me quedé sentado recuperándome un poco. “Sabés dónde está tu mamá?” recuerdo como si fuese hoy lo que me dijo el baywatch de ocasión (un nn que no era guardavidas) y en el tono extremadamente paternal de su voz. “Si, ahí está” señalando vaya a saber dónde, indiqué un lugar. Asintió con la cabeza y se fue.
Siempre me resultó casi imposible, reconocer que necesito ayuda de vez en cuando.
Mi vieja no estaba “ahí”. Solo quería hacerle saber el tipo que ya estaba, que su ayuda había sido sacarme del fondo. Que no necesitaba nada mas. Pero realmente estaba perdido. Estuve vagando un buen rato sin pedir a nadie que me diera una mano en encontrar a mis papás. Asi las cosas, después de un buen rato alguién me preguntó si estaba perdido y que me estaban buscando, ese mismo alguien me acerco a mi vieja y fin del episodio.
Hoy me siento como hace veinte años. Necesito de una mano que me saque del fondo, que me lleve a la orilla y que me encamine un poco. Estoy ahogado. Me ahoga el laburo de mierda, me ahoga la relación con mi ex, me ahoga sentir que le debo mucho a mis hijos, me ahogan los choques innecesarios con mi vieja, me ahogan las pretensiones de don nadie que tengo, me ahoga lidiar con cada día de la semana, me ahoga todo. Necesito que alguien me saque del fondo, pero no voy a pedirlo. No me sale asi. Nunca me salió, asi que no creo me salga esta vez. Tengo que poder solo, como siempre…No puedo morirme ahogado.

20.11.09

...Y NO JODEMOS MAS

Cuando decidí, entre impulsos y premeditaciones, terminar con esta pseudorelación, lo hice teniendo bien claro que ante cualquier guiño de arrepentimiento, podía encontrarla fácilmente. Aunque no era la idea. Tengo gravado a fuego sus números de teléfono, su dirección de correo electrónico y el piso y departamento donde vive a tan solo quince cuadras de mi casa (como si fuese poca cosa, comparte edificio con mi mejor amigo). Con ese detalle de “datos útiles” había decidido poner el freno de mano. Me había corrido lo suficiente como para tomar aire y obtener una perspectiva diferente, pero con la soga necesaria para pegar el chicotazo llegado el momento.

“No me diste tiempo a contarte, pero tengo unas cosas por resolver y quizás me vaya de viaje un tiempo, lejos, sola”

De pronto, el plan de empezar con mis cosas de nuevo, se había esfumado por completo. Las poses de muchacho indiferente y distante ya no estaban. Las respuestas casi monosílabas, ensayadas para esos dialogosqueposiblementepuedansucederalgúndía se habían atrincherado instantáneamente en algún lugar del cerebro. El pibe superado se había suicidado en el mismo momento en que leyó el mensaje de texto. La hipotética idea de no poder “encontrarla fácilmente” me había robado los sentidos.
Estuve masticando sensaciones un par de días. No me animé a llamarla. No iba a poder hablarle. Ergo, le envié un mail. Uno de esos mails que liberan, pero que a la vez pueden mandarte sin paradas intermedias al mismísimo subsuelo de la tristeza, por la simple razón de que solicitan respuesta. Como ambos sabemos, el futuro de toda esta historia es en extremo, incierto. Lo cual hace que los planes sean planes para hoy, los sentimientos sean sentimientos para hoy, los deseos sean deseos para hoy, las ganas sean ganas para hoy. Como todo es para hoy y nada para mañana, le propuse no dejar de vernos, le propuse dejar de renegar por todo lo que no pudo ni puede ser, no esforzarnos por tomar distancia y dejar que todo fluya. De todos modos, la distancia se va a presentar de manera irremediable cuando efectivamente se vaya de viaje, lejos. Ella, sorpresivamente para mi, aceptó de inmediato.
No tengo idea de cómo resultará todo esto, solo se que no voy a quedarme con nada guardado mientras pueda “encontrarla fácilmente”. Después, se verá. Probablemente termine con el corazón hecho relleno para empanadas, pero al menos voy a intentar que cada día, hasta el último, valga la pena esta oportunidad que nos volvemos a dar. Que cada beso, que cada caricia, que cada mirada nos enamore mas y mas. Que cada vez que lo hagamos sea mejor que la anterior. Que podamos encontrar un mundo en una plaza, en un tren, en un cordón de vereda, en un circo o en un supermercado. No voy a quedarme a miles de kilómetros pensando en “que hubiese pasado si…”. No esta vez. Solo voy a quedarme pensando en que hice todo lo que sentí, todo lo que quise hacer y que al menos una vez en la vida, aun yendo de punto, puse todo sobre la mesa. Será el consuelo estúpido que encuentre cuando esto se acabe.
Que podría ser peor?